EL DÍA DE MAÑANA

Artículo que realicé para MUSICOMANÍA - Boletín informativo de la Banda de la Escuela de Música de Bullas - y que aparece en el Nº 38 (del 21 de Septiembre al 20 de Octubre de 2005)

“...En un estado semejante, ¿no es natural que la libertad se extienda a todo? Que los padres se acostumbran a tratar a sus hijos como a sus iguales y si cabe a temerlos; éstos a igualarse con sus padres, a no tenerles ni temor ni respeto, porque en otro caso padecería su libertad; y que los ciudadanos y los simples habitantes y hasta los extranjeros aspiran a los mismos derechos. Y si bajamos más la mano, encontraremos que los maestros, en semejante estado, temen y contemplan a sus discípulos; éstos se burlan de sus maestros y de sus ayos. En general los jóvenes quieren igualarse con los viejos, y pelearse con ellos ya de palabra ya de hecho. Los viejos, a su vez, quieren remedar a los jóvenes, y hacen estudio en imitar sus maneras, temiendo pasar por personas de carácter altanero y despótico. ¿No ves los males que resultan de todo esto? ¿No ves cómo se hacen suspicaces los ciudadanos hasta el punto de rebelarse e insurreccionarse a la menor apariencia de coacción? Y por último llegan, como tú sabes, hasta no hacer caso de las leyes, escritas o no escritas, para no tener así ningún señor...”
Estas palabras que pueden parecer muy actuales pertenecen, sin embargo, al libro octavo de LA REPÚBLICA de Platón, publicado entre el 475 y el 470 a. de C. Por lo que no resulta demasiado exagerado lo que dice Fernando Sánchez Alonso (no confundir) cuando sugiere que “En 2005 nuestra mentalidad pueda tener puntos en común con la mentalidad del hombre de Atapuerca, aunque le llevemos la ventaja de disponer de televisor, teléfono móvil, Play Station y conexión a Internet con tarifa plana, y él no”. Pese a que todavía hay quien dice que yo me parezco a Beethoven... (Supongo que será por la sordera, más que por otra cosa) al menos sí puedo decir con la cabeza bien alta que mi conciencia está tranquila, que no soy ningún mentiroso y que nunca he hecho lo que me ha dado la gana. Siempre me he guiado por unos criterios y con el espíritu de hacer las cosas lo mejor posible, sabiendo que las explicaciones que pudiera dar para justificar cualquier acto nunca serían suficientes, ni convincentes para todos. Igual que ocurre, por ejemplo, en la Política. En el caso de las marchas de procesión ni siquiera podrían quedar totalmente desarrolladas en estas breves líneas. De las 16 marchas que tocamos en Semana Santa el director ha elegido 8, con toda la legitimidad para hacerlo, como así consta en el Reglamento de Régimen Interno de la Banda. El Director puede hacer cambios adaptándose a las diversas características de un grupo tan numeroso (precisamente no se ha tocado en las últimas actuaciones SEMANA SANTA CIEZANA según vuestra sugerencia). Pero al igual que el Director puede hacerlo, los músicos no iban a ser menos. Aunque hay músicos que cumplen fielmente con sus obligaciones dentro de la Banda, también hay algunos músicos que todavía deben hacer un esfuerzo para poder cumplirlas en la misma dirección. Y no es lógico solicitar esto y lo otro... cuando uno mismo no cumple con las normas más elementales. Decía Solón (638 - 559 a. C.), legislador y político, considerado el fundador de la Democracia en Atenas: “Manda cuando hubieres aprendido a obedecer”. Siempre he estado a vuestra a disposición, no solamente para ensayar, sino también para poder hablar de todo lo que pueda afectar al buen funcionamiento de la Banda. Pero para que haya un buen entendimiento, todo el mundo tiene que cumplir, tanto el Director como los músicos, desde el primero hasta el último, sin excepción. Y por si hay alguien que todavía no lo tiene claro: la autoridad se concede, nunca se impone. Decía Juan de Mariana (1536 - 1624), escritor e historiador español, que “El poder de los príncipes es débil cuando dejan de respetarlo sus vasallos”. En este momento se ha abierto una herida que posiblemente sea difícil de cerrar. Quizás en el día de mañana tuviera que dar testimonio de cosas que hoy en día resultan difíciles de entender. Porque hay cosas que se hacen en el silencio y que deberían permanecer para siempre dentro de cada uno de nosotros, sin la necesidad de que las conozcan los demás. Como el aire, que aunque no se vea, nadie duda de su existencia. Es una cuestión de confianza. Yo, por mi parte, nunca la he perdido. Pero como dice José Saramago en su ENSAYO SOBRE LA CEGUERA: “Cuando sea una carga insoportable, decídmelo, y si, por amistad o por compasión, decidís callaros, espero tener suficiente juicio en la cabeza para hacer lo que debo”.

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